miércoles, 30 de enero de 2013

Once upon a time in a far away island a blog!


No sé por dónde empezar, por donde seguir, ni por donde acabar. La lógica me dice que empieza por el principio, los acontecimientos que empieza por atrás, y para no contradecirme debería empezar por el medio. Pero por el medio de que. En realidad no tengo tantas cosas que contar, ni tan pocas.

Explicar porque me ha costado tanto tiempo escribir, es bastante sencillo. La vuelta a la isla ha sido bastante dura. 2 semanas en España rodeado de los míos ha hecho que el aterrizaje haya sido cuanto menos difícil. El cambio de horario y volver a la rutina me ha llevado casi 3 semanas. Me costaba levantarme, me iba a dormir pronto, cansado, casi sin ganas de cocinar… Ahora he vuelto a la rutina y eso es bueno, el mejor ejemplo, retomo mi blog.







No puedo continuar sin hablar de mi primera visita del año. No ha pasado ni un mes, y mis primeros visitantes acamparon en mi habitación en unos días de locura preciosa y destrucción masiva.

Los visitantes no eran otros que Alberto Hermoso (de apellido) y Emilio Corujo (Nunca digo NO). La llegada fue en un viernes por la tarde, y aunque tarde un poco más que el avión en llegar al aeropuerto, les conduje a mi casa donde como buen anfitrión les había preparado una tortilla de patatas y unas croquetas caseras.  Ellos como buenos visitantes, trajeron una botella de Ron Brugal, que supo a gloria.





El sábado fue el día cultural. Como experto guía que me he convertido de la ciudad de Dublín, les prepare una visita turística excepcional, con las historias más increíbles jamás contadas, excepto en la visita anterior. Fue un día cansado, tanto que ese día nos quedamos en casita echando unas risas con un jueguecillo que tiene historia en el móvil…





El Domingo, fue un día de deporte. Por la mañana el barbitas numero 1 nos obligo a ver el Osasuna y por la tarde vimos al Real Zaragoza. Para comer Emilio nos llevo a su restaurante, aunque no sabíamos que tenia uno aquí. Por la tarde noche nos acercamos de nuevo a Temple bar y volvimos a cerrar todo. Aquí es relativamente sencillo hacer eso, pero antes de ir a casa tocaba hacer una cosa: Atracón en el McDonalds!!!


El lunes, yo tuve que trabajar y mis queridos visitantes hicieron la visita mas típica de Dublín; Guinnes Storehouse. El tiempo se acababa, pero no podía dejar que mis visitas se fueran de Dublín, sin degustar una comida en mi pub preferido de Irlanda, el Hairy Lemon. Después unas ultimas cervezas n el Dyces, donde por primera vez en toda mi vida me sentí viejo de verdad. Ese bar no es un bar para viejos… Y así acabo mi visita.



Pero no es esto todo lo que tengo que contar, muchas cosas más deberían, pero os comentare básicamente que el otro día tuve una divertida como siempre cena de departamento y que hay cosas que algún día echare de menos de esta ciudad, como es la animación en la calle.









Las fotos y videos de este artículo están patrocinadas por mi nuevo y flagrante regalo de navidad: Sansung Galaxy S III