Cuando las cosas salen bien, la
gente empieza a recordar esas películas en las que el final es bonito, los
buenos acaban con los malos y el amor imposible se hace posible.
Esta semana ha estado mi mujer,
mi padre y mi hijo, y aunque ha sido genial, simplemente por el hecho de estar
junto a ellos podríamos decir que ha sido una estancia de película,
especialmente el fin de semana. Aunque esta vez el motivo es diferente.
El Sábado estuvimos visitando la cárcel
de Kilmanhkein, que además de ser uno de los sitios más importantes de Dublín
por su historia, es uno de los sitios en los que se han rodado algunas películas,
aunque la más famosa de ellas con diferencia es “En el nombre del padre” La
visita a la cárcel la verdad que está muy bien, y al final acabas en el patio
central, donde hay un montón de celdas, en las que puedes entrar a hacerte una
foto. Mi advertencia es que no entres si vas con mi hijo. Tiene la costumbre de
cerrar las puertas, y así actuó. Resultado, encerrados en una celda. Solo
fueron 2 minutos, porque enseguida alguien nos abrió ante mis gritos de auxilio,
pero que sensación de claustrofobia. Ahora a mi hijo lo llaman el carcelero.
El domingo fuimos a visitar Trim.
Este nombre no dice mucho desde luego, pero si digo que en el castillo se
rodaron las escenas del ataque a York por los escoceses en la película Braveheart,
pues seguro que a más de uno le vienen escenas emotivas a la cabeza.
Aquí acaba esta película, pero habrá
más, porque esta saga, es una saga que nunca acaba.